Mudanza en marcha

Mudanza en marcha

Todo crees que está bien amarrado hasta que pasas el rodillo y te llevas media pared. Y miras abajo, a tu pequeño cubito de emplaste que trajiste para cubrir algún que otro agujero de clavos y alguna rozadura sin importancia, y sabes que la cosa ha cambiado de proporciones.⠀

Es un hecho: vamos hacia atrás. Después de horas despintando habitaciones por el método de arrastre de desconchones, la reforma de nuestra nueva casa ha pasado de nivel piso piloto a chamizo en descomposición, muy alejado de las expectativas villa en Marbella que yo tenía puestas en la tarea. No pasa nada, pero como aprendizaje para el futuro os diré una cosa: no apostéis todas vuestras fichas a la pintura monocapa porque no hay cosa que se solucione en esta vida con una sola mano de nada.

Tenemos un finde para levantar eso, porque el miércoles va la mudanza para allá y Javi tiene demasiado curro como para estarnos más días alejados de los barnices y sierras. Sábado y domingo a tope y mi visión naif del tiempo, que me permite habitar mundos paralelos en los que encontraremos hueco hasta para tejer una colcha de ganchillo y hacer cortinas con retales de hojas secas. ¡Claro que sí, guapi!

Y mientras, en la sede de Madrid de esta vida a trozos, las cajas van tomando posesión del aire y del espacio, así como seguramente de cualquier otra dimensión. Están ahí, las veo, pero paso por encima de ellas preguntándome qué hay dentro si después de tanto empaquetar sigo siendo la misma. Si no es vida, ¿qué demonios me estoy llevando a tantos kilómetros de distancia?

Sobre la autora (o sea, yo)

Sin comentarios, snif

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