Un galimatías en el que es verano
La vida es un galimatías. Resulta que tiene que ser un cambio de planes el que le lleve a una al lugar donde tenía tantas ganas de llegar. Ya estoy en Soria y no sé por qué he intentado obviar que los caminos me querían traer de cabeza a este lugar, porque en algún sitio tenía que dar comienzo el verano. Soy una marioneta y ni me entero.
He venido de road trip con Manuela y nos han pasado muchas cosas. Hemos comprado sujetadores por el camino, abrigos para Machu Pichu con dudas sobre el color, una colchoneta de playa que pienso colonizar en cuanto pisemos agua dulce y se me ha caído una bandeja de comida japonesa por partes: la salsa de soja en mi camiseta y los sashimi en la alfombrilla del coche. He llorado en silencio de esas lágrimas que pesan conduciendo pensando en mis cosas mientras ella veía la tablet y hemos hablado un rato, pero otro no porque me ha dicho que dónde iba con esos planteamientos y que no iba a soltar prenda. Hemos visto tropecientos ciervos pastando y nos ha hecho ilusión. Hemos cogido curvas a oscuras entre sombras de bosques y hemos decidido que no eran horas para llegar por el atajo en lo oscuro. Hemos salido del coche corriendo en chanclas porque aquí hace de zapato cerrado. ¡Ay!, hace frío, hace frío. Hemos abierto en casa un colchón que venía espachurrado en una caja mucho más pequeña que sus posibilidades volumétricas y así, no solo empieza la existencia hoy para nosotros los humanos en esta casa, parece ser. El colchón ha colonizado el aire con un ansia de vivir sueños admirable. Cuento, ducha, sermón «aquí todo el mundo a dormir que la oficina de madre ha cerrado sus puertas». Escribo.
Un verano por delante. Como quien mira al horizonte, me hallo precisamente en eso, mirando al horizonte e intentando enfocar lo que me viene, en vano. ¿Qué demonios hago siquiera creyéndome que voy a ver algo?
Empiezo estas vacaciones en parte triste, en parte ilusionada, en parte con ganas locas y otra, perdida. Pero por ser la vida un galimatías, vamos a confiar en que esto no va a ser nada ordenado y que habrá espacios para que ocurran cosas como sacadas de chisteras. La magia está ahí, en cualquier momento explota. Es verano.
Sin comentarios, snif