Menorca, abril 2022

Menorca, abril 2022

Quinta vez en Menorca. ¡Y volvería mil más! Este lugar en la Vía Láctea me encanta.

De la primera vez que vine guardo un recuerdo borroso, porque fue hace más del umbral de mi memoria y porque el primer día perdí las gafas en las duchas del camping.

¡Qué risas nos echamos! Luego es que me entró una cagalera increíble (esto de las cagaleras es un clásico cuando viajo) y como era molesta me tomé una pastilla que atasca (no hagáis esto nunca, jóvenes padawan) y me creó una oclusión intestinal, que es como decir que tienes las ganas de irte por la patilla todo el rato pero las compuertas no se abren ni patrás.

Me pasé la noche en urgencias en un hospital que espero hayan remodelado para que haya dejado de ser una mezcla vintage entre un after, una carnicería y una monster parade, donde los médicos se debatían si operarme de urgencias con el instrumental médico que uno se había traído del Quimicefa de su casa o me dejaban volar a mi suerte.

Así que salí por la puerta con una lavativa en la mano y las expectativas de auto aplicármela con éxito en los baños del camping donde otrora había sido una mujer con gafas.

No sé si alguna vez habéis intentado mantener la horizontalidad con la tripa apoyada sobre la taza de un baño publico, introduciéndote liquido vía rectal. Yo sí y es una situación algo ambigua: o te penaliza tu autoestima para siempre o te da horas y horas de risa recordándolo. Imaginad por qué opción me decanté yo.

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Luego vine por trabajo más veces y me lo pasé bomba. La cuarta vine con unos amigos biólogos a casa de uno que era de aquí, que creíamos que era un piso en quinta línea de playa pero que resultó que era una mansión que no dabas crédito. Y fue espectacular sentir lo que hacen los ricos hasta que me dio lumbago y me pasé medio viaje en la cama. La madre que me parió. Eso sí, me dio tiempo a disfrutar Binibeca con @ciento2. ¡Qué bonito es, hay que ver!

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Esta vez vengo con @guisantepensante y familia y la cosa promete. Sé que pase lo que pase nos vamos a reír y eso es lo importante: la actitud. Así que os iré manteniendo informados por aquí.

¡Soy Menorca y soy feliz!

Otro día

Seguimos en Menorca disfrutando.

Ayer maltratamos a toda la chiquillería llevándonoslos de ruta senderista durante 3 horas. El camino era espectacular. Atravesamos trozos de bosques, nos asomamos a barandillas sobre acantilados, nos arrastramos por paredes de piedras en caída libre sobre el mar encrespado, pasamos por debajo de troncos y bajamos/subimos por escaleras excavadas en roca.

Cuando llegamos a la espectacular cala venía con tanto entusiasmo que me entraron ganas como de montar unas letrinas y cortar algunos troncos para hacer una bandera con la pañoleta.

El caso es que esto, que sonaría a priori fascinante para la infancia, les pareció una mierda y una tortura, pese se les notaba que iban encantados a ratos. Además, al final nos esperaba una playita en la que nos bañamos haciendo frente a un oleaje con dentadura de espuma que se tragó a @guisantepensante y luego la escupió siendo otra, con lo que se ha diagnosticado ella misma como conmoción cerebral severa. Yo me he mostrado complaciente ante la idea de practicarle una lobotomía mañana que llueve y no tenemos plan.

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Hoy también les hemos hecho caminar hasta un faro precioso, pero menos tiempo y por asfalto. Y nos hemos sentado en la roca, frente al mar alterado, viendo romper las olas contra la piedra. Nos hemos comido ahí unas mandarinas y unas mediasnoches sin relleno, que aunque se hacían un poco bola nos han sentado a gloria bendita.

La tarde ha sido en Ciutadella buscando a las 18h un restaurante para comer (se nos ha ido el horario de las manos) y pasando un rato de relax, con los canijos jugando en una plaza al pilla-pilla, al fútbol con una botella vacía y a las palabras encadenadas inventadas. Pichufrí, frígidol, dolmuclán, clanfanfurrio.

A la vuelta a casa hemos atropellado un conejo y ha sido un bajonazo tremendo. Pobrecillo. Lo hemos sentido un montón, la verdad.

Menorca es un lugar espectacular.

Otro día

Estoy tumbada en una cala a la que hemos llegado andando. Casi vacía, casi calor, agua sin casi con sal, azul, encima del fondo y debajo del cielo, también azul.

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menorca
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Y yo tumbada en la arena, como si estuviera hecha un poco de todo esto. Ya no voy a poder no ser Menorca tal y como está siendo hoy. Porque a cada sonido y a cada tic tac, un viaje se te mete dentro y ya puedes usarlo como escenario de una obra de teatro.

Si alguien dice Menorca, se levanta el telón y apareces tú, yo, en esa playa, en esta, con ese cielo que es este y con las olas que escucho hoy, solo que luego. Escuchadas luego sin que el sonido tenga que salir de mí. Un sonido que no es onda sino vida, que va de mí a mí.

Agua de mar. Turquesa, de modo que el color importa. Y ahora Manuela bañándose y Hugo en las piedras. Y el viento. Y los ojos viendo.

menorca
menorca

Siempre en el camino hay alguien con quien hablar. Siempre aparece alguien, un camarero, una panadera, una vecina, que le da forma al lugar, al recipiente. Una persona con acento extraño, que sonríe, que te cuenta cosas que escuchas por primera vez. Siempre hay tiempo para eso si lo buscas, si te das la pausa, si vas con ganas. Hablar y mostrar simpatía siempre es cosecha a la larga.

Viajar me encanta. Me gusta. Presentarse en algún allá a ver qué demonios pasa. ¿Por qué no? ¿Es que acaso hace falta más excusa?

¿A dónde nos vamos? @montsemarmol, prepárate para mi vuelta

Sobre la autora (o sea, yo)

Sin comentarios, snif

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