La soledad no cura nada
No hago más que leer ideas como la siguiente, ¡y me enervaaaaaaa!
«Hay muchas personas pasando por fuertes procesos solitos, sin hablarlo con nadie, orando en silencio, tragando hondo, empuñando las manos, frunciendo el ceño, respirando profundo y secando sus lágrimas con sus propias manos. Si tú eres una de esas personas te digo: ¡saldrás de esta! Los días malos se irán y el sosiego llegará».
Basta ya de ensalzar este tipo de frases que bajo mi juicio, hacen tanto daño y dan valor a situaciones de mierda como si fueran casos de superación personal exitosos.
Pasar momentos duros de la vida en soledad es una puta basura (disculpad el lenguaje pero es que no puedo). Callar, apretar los dientes, sufrir en silencio la tortura interior está muy lejos, según mi punto de vista, de ser un acto de fortaleza personal digna de admiración.
No, señor, no. No saber pedir ayuda, no tener a nadie, no contar con una red de apoyo, no tener las herramientas para salir a buscar a alguien cuando hay un sufrimiento extremo es un síntoma de que existe un problema enorme que causa mucho dolor a miles y miles de personas, que estigmatiza en muchos casos a quien lo padece y que aísla socialmente a las personas retroalimentando su situación de sufrimiento. Sentirse solo es mal.
Por otro lado, me hace gracia esto de que el tiempo lo cura todo. ¿Pero qué coño va a curar el tiempo, por favor? Como mucho enquista, acostumbra, cauteriza, amputa la capacidad de sentir para no sufrir. Cuando hay verdadero dolor, ese que dice de apretar los dientes, las horas del reloj no son suficientes para curar, solo para intentar tragar la bola.
Y ya para terminar, ¿qué tipo de idea es esa de que “todo pasará”? ¿Se refiere a por arte de magia? Pues no, según mi experiencia, las cosas no caen del cielo.
Existe una gran responsabilidad personal de trabajo, de limado, de enjabonado y aclarado si queremos deshacernos de nuestros monstruos. Nada se pasa solo, en serio. Ni con tiempo, como he dicho antes. Claro que a veces no es rápido y hay cosas que requieren meses o años, pero sin trabajo no suele pasar nada.
No todo el mundo es capaz de mandar bengalas o incluso de aceptar que las necesita. Y no es fortaleza, ni valentía ni mierdas de esas. Es simplemente dolor en estado puro. Del que aísla, encierra y plastifica a las personas. Dejad de nombrar a eso con cualquier adjetivo positivo o Instagram, deja de enseñarme esas mierdas.
Y no, este comentario no tiene base científica ninguna, lo sé. Me da igual y he decidido escribirlo din mirar porque me ha dado la gana.
Porque he visto el dolor muchas veces de cerca. He perdido amigos o he visto su caída en hoyos profundos sin poder hacer nada. Nada. Nada para arrojarles luz. Solos, apretando dientes sin necesidad, encerrándose sin necesidad, incapaces de mandar un SOS.
Así que me toca la fibra y me saca de quicio, asumo que posiblemente sin razón.
Pero no me importa, porque necesitaba decirlo y porque aquí estoy, dispuesta a escucharos y a aprender, cuando sea capaz de correr la cortina de la pena enorme que en mi caso, lleva nombres y apellidos.
Perdonadme si con este desahogo hago daño a alguien.
Chao.
Sin comentarios, snif