Ansiedad y una piscina de paz. U otra cosa.

Ansiedad y una piscina de paz. U otra cosa.

Tengo dentro un desagüe, la boca de una aspiradora, la rejilla de una succionadora de aire que se infla, infla, infla a mi costa. Se llama ansiedad y en mí genera vacío. ¿A dónde se lleva toda esa energía que me va sisando por los rincones? ¿Y el resto de la energía robada a toda la humanidad? ¿Hay en algún lado un reservorio de todo lo que nos va expoliando? Una piscina olímpica de paz hurtada. Un recipiente idílico lleno de todos los pedazos de entereza que va cercenando.

Nadaría a espaldas, a braza. Bucearía en paz. Flotaría panza arriba con los ojos cerrados. Tragaría la paz y mirando al techo, echaría un chorro por la boca, como una ballena al revés. Solo se puede nadar en una piscina de calma siendo ballena, lenta, grande, tranquila, sosegada. Guarden silencio, que estoy nadando sola con mis ballenatos al lado. Al lado de mamá ballena. También a mi lado lentos.

Hablar siempre me libera. Es soltar ansiedad porque si abro la boca lo que aspira es aire y no me roba nada. Toma, llévate el oxígeno que me rodea. Hazlo atravesar mi garganta y aspíralo hasta llenarte. AAAAAAAAAA, abro la boca grande y mis amígdalas son las campanas del viento pasando. Tengo que mantenerme hablando, aunque el truco es no contar nada. Hablar para engañar que me quedo callada, para que nadie pregunte y se meta en mis asuntos. No por enfado, no porque guarde rencor a nadie. Solo porque no me apetece abrirle la puerta a nadie que no elija yo señalando con el dedo. 

Saber que mis amigas lloran me teje una red. Miro al vacío y ahí abajo hay algo que va a amortiguar mi caída. Lo veo borroso pero lo intuyo, lo han tejido ellas y puedo confiar en que está hecho a mi medida. Una red hecha de repeticiones, de patrones iguales unos a otros, duplicándose eternamente por los siglos de los siglos, por las generaciones de las generaciones. Yo también he tejido varias celdas en esa red parece ser que eterna. No vale el aprendizaje, se cuela. Y mientras, nosotras repitiendo lo mismo, metidas en la ratonera.

Pero estoy haciendo trampas (siempre hago trampas, parece ser). Todo esto no lo pensé entonces, sino ahora. Es ahora cuando escribo y cuando me salen las ideas de la cabeza. No estoy pescando, ni rebobinando, ni recordando, ni imaginando. Estoy escribiendo lo que me apetece en este momento. No sé lo que pensé entonces, cuando estaba frente a la pantalla. No me acuerdo, no soy capaz de recuperar ahora mismo esa persona que fui ese día sin hacer un esfuerzo enorme que no me apetece. Me da igual. Esa no sé quién era tampoco, así como no sé quién es esta que soy ahora. Mañana, si leo esto, me parecerá escrito por alguien que nada tiene que ver conmigo, ya verás. 

Voy a dormir.

Sobre la autora (o sea, yo)

Sin comentarios, snif

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