Luna llena
Esta fue el otro día mi luna. No en propiedad, me refiero a la luna que veía desde desde nuestra casa. La miramos los tres a oscuras, sentados en la cama. Me siento enorme cuando corremos desde la calle para verla bien por la ventana y les oigo decir que somos afortunados por disfrutar de cosas así. ¡Vaya par de majos que tengo por compañeros de aventura! Yo sí que soy afortunada, leñe.
Nuestra vida de pueblo va viento en popa, cosa que he de decir que me alegra enormemente. Sin duda lo prefiero a la opción de que nos vaya mal, dónde va a parar. Si hay que elegir, que sea gourmet.
Aunque el otro día pensé que iba a acabar mis días mucho antes de lo esperado, ya que me quedé encerrada en el baño, sola en casa y con la llave de la puerta de entrada con la llave puesta por dentro. Así no había forma humana de girar el picaporte ni de recibir auxilio.
Empecé a sopesar posibles soluciones y a preguntarme cómo reformar el baño con lo puesto antes de morir, para no acabar mis días en un sitio tan cutre con baldosas azules a ocho aguas con relieves imposibles. Y también, en cuántas calorías tendría un buen gazpacho de pasta de dientes, crema para durezas y callos y algún que otro toque de colonia a base de cítricos. Como ahora todo pone que es natural, lo mismo alimenta.
Luego, reflexionando una vez que conseguí salir arrastrando el resbalón (o como se llame) con las tijeras de los padrastros, pensé que estaba peor de lo que imagino, porque dada mi situación de soltera recurrí antes a la idea de muerte segura que a la de que fuera una oportunidad para que viniera el cuerpo de bomberos a rescatarme y pudiera establecer eye-contact con un buen mozo, match analógico de feromonas en todo el corazón sin pasar por Tinder.
Pero es que como dice mi sabia amiga @paularoquero:
“ahora mismo viene Brad Pitt ofreciéndome amor y me tiro al suelo y me hago la muerta”.
Que no estamos ninguna de las dos para pensar en colechar ni nada, que aún tengo muchas lavadoras que poner.
Por otro lado, nuestra pandilla rural va creciendo y ya conocemos a más gente maja, cosa que siempre anima. Creemos que La Vera va a ser una bonita casa que habitar.
Sin comentarios, snif