Mis propios demonios

Mis propios demonios

Cuando me cargo a mis demonios en realidad lo que estoy es asegurándome de que no hacen daño a las personas que quiero. Cuando no dejo que la parte miserable que vive dentro de mí gane la batalla, que se instale por encima de las otras partes, es por proteger a los míos de mí misma, de mi capacidad de hacerles una herida gorda.

Les defiendo con uñas y dientes contra mi propia bestia, escupiéndole a esa ingobernable sus ganas de crueldad. Le repito una y mil veces a esa podrida que no pasará. Que voy a dejar quizás que me destruya a mí entera, que con sus garras me haga trizas los órganos y desdoble todos mis sesos para extenderlos sobre una mesa en liso, pero que no voy a dejar que ponga la mano encima a ninguno de los que quiero. Ellos otros son mi tesoro. No se merecen cargar con las consecuencias de mi flojera.

No. No va a conducir el volante que una y otra vez le arrebato, pese a la tentación de dejarme ir por la falta de precio que le he puesto a mi cabeza. Nada valgo, nada pierdo. Nada pierdo, nada por lo que cansarse. Si no fuera por ellos, me dejaría ir, porque ella es fuerte, nada la rinde, y porque trae una chistera llena de baratijas que brillan. Me asomo para verlas más de una vez al día.

Esa versión de mí me aleja de los que quiero. Me dice en susurros melosos que no necesito a nadie, que no los merezco, que los otros no me quieren. Me convence para aislarme, para creerme a salvo sola. Saca punta a todo, utiliza cada excusa para lanzarme a la cara sus argumentos, juega sus cartas estupendamente para hacerme un lío, me hace pequeña y sin fuerzas ante lo difícil. Me bebe sin esfuerzo, con una pajita, como si fuera un zumo en un envase abre fácil. Hasta que me creo que soy así, tal y como ella me dice.

Laura Donada Gutiérrez
Laura Donada Gutiérrez
Laura Donada Gutiérrez

Pero no puede conmigo, porque he habitado el secreto. Su criptonita. Porque he reído en compañía, porque he hundido mi cabeza en un abrazo, porque me ha calmado una llamada cuando la necesité, porque he visto paisajes increíbles al lado de más ojos con los que vine volando de la mano, porque sé lo que es soñar con alguien, escribir y hacer fotos a todo, escuchar secretos y guardarlos… Justo por eso, lucho con uñas y dientes. Nadie me hace perder a los míos, para eso sí que tengo coraje.

Laura Donada Gutiérrez
Laura Donada Gutiérrez

Mentirosa, embaucadora, ¡vete! Soy mejor con ellos, nadie les toca. Y si me llevas contigo, no les vas a conseguir arrastrar. Y cuando te des la vuelta, cuando consiga que gires despistada sobre tu eje, voy a volver a ellos una y otra vez, una y otra vez. A reírme alto para que me veas y se te quede grabado para siempre como son mis dientes cuando no muerden, cuando los seca el aire. Cómo soy yo de fuerte cuando insistes en que me quiera sola, mi carne sola, mi daño sola, mi pena sola.

Si mi mediocridad me gana, fallo a los demás. Entonces no tengo el arrojo o se me olvida el cariño, el amor, lo que les quiero y sobre todo, lo que ellos me quieren a mí. No ser lo mejor de mí misma es dejarles en la estacada, no escucharles, no darles valor, no cuidarles, no agradecerles tanto. ¿Cómo voy a dejarme ser así? ¿Cómo olvidarme de los otros? ¿Cómo permitirme perderlos? ¿Cómo hacerles daño sin lucharlo? No enfrentarme a mis trampas es faltarles el respeto, es egoísmo puro. Y no podría soportarlo.

Sobre la autora (o sea, yo)

Sin comentarios, snif

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