Átomos

Átomos

Quizás sería mejor decir que quiero ser de átomos sueltos, pero los siento aquí prietos, los tengo enredados haciéndome nudo. A veces atascan mi garganta, es un poder sentirlos en la tripa, son de aire seco que escupe al agua.

Estoy hecha de átomos prietos, lo noto en mis manos, en mi cabeza, y yo querría fabricarme otra vez dejándolos sueltos. Uno y otro, entre medias el aire. La brisa colándose y barriendo todo, hambrienta de lo que sobra.

A veces solo necesito que algo venga a comerse los atascos, no yo, algo distinto y regido por las leyes del azar, de lo que tiene que venir de lejos a arreglarlo todo porque fue generado para eso desde las entrañas de la tierra quizás. Yo estoy vaga de trabajo.

Quiero ser de átomos esparcidos, gente a la que se le cuele todo. Gente sin escaleras de subida hacia donde lo cíclico espera para colocarte en un escenario en el que nadie aplaude. Aunque de repente se levanta una ovación.

Porque a fin de cuentas, entre átomos prietos estoy acostumbrada a construirme. Porque nada se cuela, incluso lo bello. Porque agarro fuerte mi tierra que es un saco en caída pero también abono, y planto raíces expertas en buscar luz donde la luz es otro tema. Dónde no aparece en el índice. Pero está.

Que la belleza exista mueve mis piernas prietas. Que haya palmas que son cuencos recoge la lluvia y embadurna de verde mis murallas de átomos prietos. Que exista el pensamiento compartido les reta a seguir siendo prietos, a no dejar escapar ni una migaja de la belleza que soy capaz de convertir en mi cemento.

No, no son mis muros prietos lo que veo, es la argamasa la que me hace ser yo misma, pese y gracias a mis átomos prietos.

Sobre la autora (o sea, yo)

Sin comentarios, snif

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